viernes, 4 de octubre de 2013

Volver a Bretón

Volver a Bretón...

Máscara que compraron Bretón y Éluard (Éluard el compañero que se adelanta).

"¿Cuándo llegará, señores lógicos, la hora de los filósofos durmientes? Quisiera dormir para entregarme a los durmientes, del mismo modo que me entrego a quienes me leen, con los ojos abiertos, para dejar de hacer prevalecer, en esta materia, el ritmo consciente de mi pensamiento. Acaso mi sueño de la última noche sea continuación del sueño de la precedente, y prosiga, la noche siguiente, con un rigor harto plausible. Es muy posible, como suele decirse. Y habida cuenta de que no se ha demostrado en modo alguno que al ocurrir lo antes dicho la «realidad» que me ocupa subsista en el estado de sueño, que esté oscuramente presente en una zona ajena a la memoria, ¿por qué razón no he de otorgar al sueño aquello que a veces niego a la realidad, este valor de certidumbre que, en el tiempo en que se produce, no queda sujeto a mi escepticismo? ¿Por qué no espero de los indicios del sueño más lo que espero de mi grado de conciencia, de día en día más elevado? ¿No cabe acaso emplear también el sueño para resolver los problemas fundamentales de la vida? ¿Estas cuestiones son las mismas tanto en un estado como en el otro, y, en el sueño, tienen ya el carácter de tales cuestiones? ¿Conlleva el sueño menos sanciones que cuanto no sea sueño? Envejezco, y quizá sea sueño, antes que esta realidad a la que creo ser fiel, y quizá sea la indiferencia con que contemplo el sueño lo que me hace envejecer." Primer Manifiesto del Surrealismo, 1924.

El recuerdo del sueño es la voz de mi inconsciente hablando con mi consciente. Es un mensaje que, yo, otro yo, habitante de otras dimensiones, conectado por este cuerpo con las dimensiones de lo que creo es este Universo- envío al yo vigilante, yo habitante de este Universo navegando la vigilia.

Los surrealistas de 1924 eran investigadores del sueño; recuerdo a Dalí rompiendo la inconsciencia del sueño con una cuchara de sal que cae dentro de su boca, para traer el sueño a la vigilia. ¿Será por eso que terminó esquizofrénico? ¿Será por eso que Jaime Galarza me advertía de que el surrealismo era peligroso?
Investigar puede ser peligroso si no aíslas el objeto de la investigación. La esquizofrenia de Dalí me recuerda la teoría de los físicos sobre encontrarme con mi yo de otro Universo paralelo; suponen que si nos topamos sería catastrófico; bueno, no sé... toparse no es ocupar el mismo espacio, sólo es acercar los límites de nuestro espacio, hasta que el límite de la distancia entre nosotros tiende a cero... A menudo, cuando acerco tanto mi piel a la piel de otro ser humano, suele pasar algo placentero; a veces pierdo la cordura; sí, a veces la locura termina en catástrofes, pero sólo a veces...
Talvez estamos unidos de a tuplas con otros yos - ¿o se dice yoes?-, y el sueño que recuerdo es una conversación entre dos o más yos.